Jesús Marcos

Jesús Marcos

Dedalus: La pintura que usted vió, experimentó, en su formación, en sus comienzos como pintor, ¿incluía el concepto de belleza? ¿Podríamos recordar que antes el mismo era sinónimo de excelencia?

Jesús Marcos:
No sé que es la belleza, creo que en arte siempre existió la belleza, cambia el concepto en cada época y en cada cultura. Además algo que en la vida puede ser espantoso y horrible en el arte puede ser bello y sublime. “El fusilamiento del 2 de Mayo” de Goya, cuando se habla de arte es tan o más bello que “La maja desnuda” por ejemplo. En una pintura hablamos de Arte, aunque representemos la realidad de una guerra.

D.:
¿Qué piensa como prevaleciente en el devenir de su profesión este concepto de belleza ¿algún otro? ¿lo referencial?

J. M.:
A veces tratamos de definir el arte de diferentes modos, también esto varía con las épocas y las culturas. A veces lo definimos como expresión. Toda manifestación humana es una expresión del acontecer humano y sin embargo no toda expresión es arte. Con el concepto de belleza va ocurriendo otro tanto. El arte es la construcción que hace un artista de un mundo, a partir de un mundo real o imaginado en confrontación con su propia subjetividad, condicionada por un sinfín de otras variantes.

D.:
En algún momento usted hablaba de la pintura como “provocadora de mundos”, dada la homogenización cultural y estética que se ha ido produciendo en un mundo globalizado ¿habría actualmente alguna búsqueda de actitudes transgresoras en el espectador?

J. M.:
Cuando nombré el Arte como “provocador de mundos” me refiero a que toda obra de arte es una herramienta capaz de provocar, de sacar a la luz la propia vivencia del espectador. Creo en esa carga, en esa capacidad de sugerencia como uno de los valores máximos del arte. No creo en el arte que “dice”, creo en el arte que interroga. Y es en ese sentido que una pintura es una formidable herramienta para cuestionar la realidad, la estética, los lenguajes pictóricos y porque no también la belleza.

D.:
Los objetivos más banales quedan transfigurados al ser convertidos en “obras de arte”, en su caso valijas, zapatos, elementos de texturas como el cuero, el metal. ¿En qué se diferencian al ser convertidos en obras de arte a partir de ser materialmente indiscernibles?

J. M.:
Una señora dijo una vez a Picasso, a propósito de u perro pintado en un cuadro: ¡Pero eso no parece un perro! Y Picasso contestó: Señora yo no pinté un perro ¡pinté un cuadro! Del mismo modo yo no pintaba en esa época valijas, zapatos u otros elementos. El centro de mis cuadros era el ser humano pero por diferentes causas personales y sociales -eran los años posteriores al 76- las vivencias como ser humano las trataba de manifestar de manera simbólica. Mi obra era muy fragmentada y esa misma fragmentación me creaba dificultades con la figura humana, dado que se volvía excesivamente dramática y mi intención no era crear monstruos, sino hacer pinturas.

D.:
¿En épocas de agotamiento de lenguajes estético la interpretación artística es una tarea espontánea?

J. M.:
No creo para nada que el lenguaje estético esté agotado. Romero Brest en los 60 anunciaba la muerte del arte y hoy día está más vivo que nunca.  Creo que con la incorporación de nuevas y muy variadas tecnologías  el arte se ha diversificado como nunca en toda la historia y consecuentemente también una enorme diversificación de los lenguajes estéticos. Hoy se puede decir que ni los lenguajes ni las estéticas se eliminan unas a las otras, funcionan todas simultáneamente. Cuando apareció el cine, los actores creyeron que el teatro entraba en crisis, lo mismo sucedió con la aparición de la televisión frente al cine o la fotografía frente a la pintura. Hoy día todas conviven complejizando y enriqueciendo enormemente la diversidad creativa.

D.:
¿Qué estrategia utiliza el arte de hoy para lograr esa diversidad? ¿Hay algo del orden de juicio subjetivo del gusto en juego? ¿En los espectadores? ¿En los artistas? ¿En los críticos de arte?

J. M.:
Creo que el artista en primer lugar hace su obra, puede haber estrategias para comunicarla, para mostrarla; pero en el hacer, el artista hace lo que es, de lo contrario se convierte en un alienado al servicio de las demandas externas. Lo subjetivo como lo racional, como la intuición o la dinámica del hacer, incluso la información y el conocimiento no son sino diferentes aspectos de ese todo que son los mecanismos de la creación. En cuanto a los críticos, siempre fueron pensadores que analizaban desde diferentes vertientes la producción de un artista, un movimiento una cultura etc. Hoy día surge una nueva generación de críticos a los que se denominan curadores y que sí piensan en estrategias para el comunicar, porque cumplen una función más abarcadora. De alguna manera se puede hablar de ellos como representantes de un nuevo género y en ese sentido los diferencia enormemente el concepto de críticos en el sentido tradicional.

D.:
Analizando el lenguaje estético, de influencia europea, transmitido a los países periféricos como modelo, a través de libros, revistas, publicaciones, planteó Carlos Alonso “pertenecer en sus inicios a la cultura de lámina” ¿Cómo aprecia usted la influencia de los últimos adelantos tecnológicos?

J. M.:
Creo que los únicos adelantos en arte son los tecnológicos, diría más, los únicos adelantos en nuestra cultura occidental son los tecnológicos, el resto funciona como lo definía Borges en un tiempo circular, las cosas se repiten una y otra vez. Creo en la validez de la opinión de Alonso. Actualmente podemos incorporar Internet, videos y un sinfín de nuevas formas de mostrar. Se cuestionó en los 70 el concepto de espacio, la representatividad, los soportes, la concepción del arte para la eternidad y todo cuanto había sido consagrado en etapas anteriores. Como resultado, la segunda mitad del siglo XX se encuentra con una enorme diversificación de propuestas, materiales y concepciones en la forma de representar. Todas las manifestaciones del llamado arte emergente, arte experimental u otros nombres son las formas de representación actuales. Nuevas, fundamentalmente en la incorporación de nuevas tecnologías. La máquina fotográfica digital, las fotocopias, la computadora, el cine, las proyecciones, el uso de motores, videos, pantallas de televisión y toda tecnología utilizada en las nuevas manifestaciones son válidas, en cuanto herramientas. Estas tecnologías no son creaciones en sí mismas y en todas las épocas se han utilizado las nuevas tecnologías de su momento. En arte no existe el sentido de progreso, existe el progreso del desarrollo tecnológico, pero no de superación en materia artística. Una pintura del siglo XX no es superior a una de la época impresionista, ni esta de una obra del renacimiento o esta obra a su vez tampoco es mejor que una griega, egipcia o hindú. Las obras sobresalientes de una época son aquellas en que se resume las ideas y anhelos de esa época.

Revista de Arte Dedalus, dirigida por Osvaldo Mastromauro.

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