Rafael Martín

Rafael Martín

Los artistas que pertenecieron a su generación tuvieron cierta preocupación de formar parte de eso llamado “modernidad”, una corriente que los hacía distintos. ¿Como vivió esa influencia?

Nunca me importó. Hice, como hoy, lo que pude o fui capaz de hacer. En la elección de mis temas estaba influenciado por lo que estaba pasando a mí alrededor, en mí persona, país y en el mundo. Siempre es así. Tiene la característica de que una y otra vez, el tema, la base, el relato –si hubiera un relato – más que otra cosa está ligada a lo que está pasando. Siempre resulta contemporáneo al momento que estoy viviendo.

¿En el panorama actual de la plástica siente que hay obra “vieja”?

Si uno toma toda la historia del arte va a sentir que está viejo de algún modo. A mí no me gusta hablar en esos términos. Una y otra vez uno va encontrar, que la preocupación, los temas que se utilizan, las cosas anecdóticas, inclusive abordadas por artistas importantes, puede parecer que pertenece a un pasado remoto o menos remoto pero que se les nota la edad. Eso es inevitable, va a ocurrir siempre. Pero también hay escazas obras que no tienen edad. Un ejemplo paradigmático es el Guernica. Si hubiere sido de hace cien años atrás o cincuenta adelante sería actual. Aunque cien años atrás se hizo de otra forma, por que no había el rompimiento, la ruptura que caracterizó la época de Picasso.

Después están los movimientos de moda, que son inevitables también. Modernamente cuando el mercado del arte cambia sus características, ya no es como la época de los mecenas. El arte se hace más mercachifle, probablemente ahí hay algo inherente a lo que son las modas. Y hasta hoy estamos viviendo etapas que son modas. Y cada día mutan más rápido. Duran cada vez menos.

¿Se siente cercano a algunos de todos los ismos que surgieron en el comienzo y mediados del siglo XX?

Siempre hay una manera de encuadrarse en una línea estética, filosófica o política. En mí caso he podido ser, no sé si en simultáneo, pero alternativamente entre un surrealismo y expresionismo. No siento sus influencias de manera directa, tengo la sensación de que para las cosas que realicé no miré para ningún lado. Aunque no lo sea, por que si lo fue, fue inconscientemente.

¿Qué le aportó ser autodidacta, trabajar con intuición?

No puedo decir que eran los comienzos de un artista, sería exagerado. Era alguien entusiasmado de dejar plasmado en una forma cosas que en su mayoría eran figuras, retratos. Ni siquiera hoy me llamo a mismo artista. Prefiero llamarme trabajador del arte y la cultura. En ese momento estaba fuera de lo que era el arte, estaba en la periferia, como observando desde afuera. No conocía las técnicas, las aprendía de un libro, un recetario industrial. Con total soledad. Lo cual de algún modo me hizo a habituarme a que la cosa salía de mí, y lo que salía de mí era lo que importaba.

¿Qué sería dentro de sus parámetros un artista?

Me conformaría con decir que el poeta que supo escribir con el alma con el corazón, es el tipo que está más cerca. Y con esto quiero decir, el pintor el escultor. Él que toca las cosas de una manera más etérea, más flotante.

No me parece que se pueda denominar artista a un tipo que entra a una escuela de bellas artes, hace las materias, termina y le dan un título

¿Dónde encuentra la belleza?

Está ligada a varias cosas pero hay una especie de bondad en el humano, una bondad profunda que yo considero como algo muy bello. No sé si es la “belleza” pero una amplitud de corazón, de alma, en eso yo encuentro la belleza. Esto va a parar en todos los ámbitos del arte, de la ciencia, de la investigación, globalmente uno encuentra la belleza y la fealdad. Esa contraposición va a existir siempre en el mundo y por consecuencia el humano se va a comportar de un modo u otro con mayor o menor belleza. No a todos les toca lo horroroso o lo bello siempre, la vida se tiñe de ambas cosas y en esas cosas se percibe la bondad, la belleza.

¿Le hubiera gustado ser poeta?

De algún modo lo soy. Sin métrica o técnica pero la poesía cómo quinta esencia se da en todas las disciplinas del arte.

Le escuchado decir, como si fuera una sentencia, de que el arte es inútil

Quizás es una de las mejores cosas que tiene el arte. Es inútil por que con el arte profundo, verdaderamente serio, el arte con esa quinta esencia poética, no se puede pegar cómo un ladrillo, construir una casa o hacer arrancar un motor y, si bien lo digo de una manera muy elemental, es inútil en ese sentido. Y esa inutilidad le da la mayor fuerza, belleza y libertad por supuesto.

Silvio Oliva Drys / enero de 2009

 

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